domingo, 19 de mayo de 2013

Capítulo 4

La paciencia es una virtud que pocos tienen.

 

No me mientas, por favor, cualquier cosa menos que me mientas.

 

 


Lo que me sorprendió era que estaban llamando a la puerta de mi habitación, el corazón se me aceleró pero logré tranquilizarme.
-A delante -dije con tono alto.
Luca apareció abriendo la puerta y me sonrió.
-¿Cómo has entrado? Si no hay nadie en casa -dije confusa.
-La puerta estaba abierta -dijo sonriente.
Lo miré, seguía confusa.
-¿Qué quieres?-pregunté con tono seco.
-Que borde.-dijo con una sonrisa burlona y empezó a cotillear mis estanterías.-Quiero hablar contigo.
-Pues habla.-dije mientras le quitaba las manos de las estanterías, él me las sujetó y me miró como si fuera superior que yo.
-Me gusta tu pijama.-me susurró al oído, me miré y llevaba un pantalón negro de chándal corto y una camiseta normal azul clarito, sin sujetador.
-A mí no me gusta tu cara.-dije con una sonrisa de oreja a oreja. Hizo una risa forzada.- ¿Me sueltas?-pregunté.
-Me lo pensaré.-dijo con voz interesante, yo seguí sonriendo.-Se te ve muy feliz.-dijo.
-Una buena noche.
-Pues siento decirte que el chico que se fue de aquí de madrugada es un maricón de mierda.-me quedé mirándole seria.
Le di una patada en la parte noble de su anatomía y él instintivamente llevó las manos hasta su parte dolorida dejando mis manos en libertad.

-Mira chaval.-le dije.-Ya te gustaría a ti valer la mitad que él, porque no le llegas ni a las suela de los zapatos. Y no es un maricón de mierda, es un hombre homosexual y si estás en contra de ello ya te puedes ir largando de mi casa, porque con mis amigos no se mete ni Dios.
-Por Dios que chunga eres cuando quieres, pero bien que ayer no te volviste a tu casa sola.
-Pues claro, tenía un hombre que me llevara.-Luca seguía agachado y yo salí de mi habitación y bajé las escaleras tranquilamente, oí sus pasos tras de mí.
-¿No te da miedo estar sola en tu casa conmigo?-preguntó.
-Yo no tengo miedo a nadie.-dije mientras giraba a la derecha y entraba en la cocina.

Nada más entrar podías encontrar a la izquierda que la pared era una cristalera y la mesa de madera con las sillas a juego y a la derecha encontrabas pegada a la pared la encimera de granito gris perla y una mesa algo más separa de la encimera en línea paralela del mismo material, pegado a la encimera estaba el frigorífico del que cogí un bote de yogurt bebido de melón y del mueble cogí un vaso y me serví.
-Que aproveche.-dijo él.
-Si te vas no lo dudo.-dije sonriente y comencé a beber.
Luego lavé el vaso y me dirigí a lavarme los dientes, él me seguía constantemente y no dejaba de ponerme nerviosa, cuando me sequé la boca fue cuando me puse seria.
-O te vas o llamo a la policía.
Se me quedó mirando fijamente y se acercó con paso chulo mientras sonreía con superioridad, acercó su cara a la mía.
-Ahora mismo harías todo lo que yo te dijera porque perderías más de lo que podría perder yo.-Me quedé mirándolo y le sonreí.
Me metí en mi habitación y cerré el pestillo, abrí el armario y me vestí apresuradamente mientras él aporreaba la puerta y me recogí el pelo con una coleta hecha de prisa con una par de borococos y abrí la puerta.
-¡Largo!-grité ya de los nervios.
Lucas se quedó con los ojos abiertos como platos y boquiabierto se dio media vuelta y vi como bajaba las escaleras apresuradamente.

Algo no iba bien en mí.
Cogí una libreta, un bolígrafo y me tumbé sobre la cama.

1º Entrar a robar en mi casa un grupo de latinos.
2º Me da un ataque de asma y no recuerdo nada.
3º Mis padres me mienten diciéndome cosas que no son.
4º Conozco a una chica latina y nos vamos a dar una vuelta con sus amigos.
5º Lucas cuyos ojos se me repiten una y otra vez entre sueños esquiva mi mirada.
6º Lucas y yo bailamos juntos me hago la borde con él.
7º Lucas me salta con momentos de la noche del robo que ni si quiera yo recuerdo y que para saberlo haía que estar dentro de casa.
8º Llamo a David y viene a por mí.
9º Me despierto y David ya no está, en su lugar me encuentro a Lucas.

 
Leí una y otra y otra vez lo que había escrito y me pareció extraño que las personas que entraran a robar fueran latinas, que la chica con la que me encontrar fuera latina... Demasiadas casualidades y yo no creía en ellas.
Me tendría que mantener con los ojos bien abiertos.
Empezó a sonar el teléfono de casa.
-¿Diga?-contesté.
-Antonia.-dijo el hombre que creía que yo era mi madre, pensé en decirle que parara de hablar pero.- Después de lo que pasó anoche.-me percaté de que su acento no era español.-Más vale que nos pagues la deuda o tu hija sufrirá las consecuencias.-y colgaron.

10º Llamada telefónica preguntando por mi madre. (Sospechosa)
Guardé la libreta debajo del colchón.

Llamaron a la puerta. Me asomé por la ventana. Un chico llevaba una gorra y no me permitía ver su rostro. ¿Harían realidad su venganza las personas a las qué mi madre debía dinero?


lunes, 13 de mayo de 2013

Capítulo 3 (Parte 2)


         Entré en el piso de Dulce y nos adentramos directamente en su habitación, me puse una minifalda, un top y unos tacones finísimos, ella se encargó de echarme espuma en el cabello y los rizos se me quedaron bien definidos y se encargó de maquillarme, yo me veía demasiado cargada, pero no llevaba colorete, simplemente una capa de maquillaje, lápiz de ojos, perfilador de labios, brillo de marrón suave para los labios y un poco de purpurina sobre los pómulos.

Cuando salí de la casa de Dulce todos se me quedaron mirando y Luca se quedó con la boca abierta, yo miré a mis pies.

Me monté en la moto de Lucas, él me llevó al puerto y entramos a una discoteca.

Allí todos nos dispersamos, vi como Dulce iba con unos y con otros, vi como los chavales se metían en el baño con chavalas, yo cerré los ojos y solo logré ver los ojos de Luca. Los abrí y lo vi en la barra, me acerqué a él con paso firme, estando ya detrás de él.
-¿Podemos hablar?-le susurré al oído.
El asintió y se levantó de la silla, me cogió de la mano y nos fuimos a la plaza que había enfrente de la discoteca.
-¿Qué pasa?-preguntó.
-¿Qué pasó anoche?-le pregunté, él se me quedó mirando e hizo ademán de irse, lo agarré del brazo -Eres el único que me puede decir lo que pasó.
-No.
-Si -dije cortante.
-No lo haré y ahora haz el favor de soltarme.-dijo mirando mi mano que le estaba aferrando el brazo. Me acerqué a él.
-Lo recordaré.  -dije -tarde o temprano lo haré y ese día sabrás que deberías de habérmelo contado.
-Sabes de sobra-anunció-que nunca recordarás lo que pasó.
-Ya me has dicho que hay algo que recordar y que tú sabes.-le dije mientras le soltaba el brazo, le adelanté y cuando ya estaba en la puerta para entrar en la discoteca lo miré fijamente y comencé a hablarle otra vez -Poco a poco desearás habérmelo contado y poco a poco lo harás -me di media vuelta y entré en la discoteca.

Entré y vi como un chico me estaba mirando y se acercó bailando hacia mí, yo lo aparté y él se volvió a intentar acercar, yo lo volví a alejar.
Vi como unas manos lo cogían de los hombros y lo alejaban de mí, le miré el rostro, era mi ex novio, mi cara se tornó seria de repente.

        Sentí como me rodeaban la cintura por detrás, pero el resto del cuerpo lo mantenía alejado del mío, miré sus manos, las cogí y bailamos a destiempo una cumbia, que no pegaba ni con el sitio ni con la música, ni con la ropa, pero me daba igual lo que pensaran, pero me daba igual lo que dijeran, me daba igual todo, yo estaba a gusto con tan solo mirarle a los ojos, esos ojos que de alguna u otra forma habían sellado un antes y un después en mi vida.

Observé despistada como mi ex novio estaba boquiabierto y me miraba con los ojos desorbitados mientras se marchaba con fuertes zancadas y yo seguía bailando.
        Sentí algo vibrar en mi mini bolso, lo abrí y vi que mis padres me estaban llamando, Luca miró el teléfono curioso y nos dirigimos a la salida cogidos de la mano.
-¿Diga?-contesté.
-¿Dónde estás?-era la voz histérica de mi madre.
-Dando una vuelta con una amiga.
-¿A qué hora llegarás a casa?
-No lo sé mami, estamos con su hermano y sus amigos.
-Vale. ¿Tienes llaves?
-Sí.
Nos despedimos y guardé el teléfono en mi bolso.
       Luca empezó a besarme el cuello y yo lo paré.
-Que me guste bailar cumbias-dije-No significa que me vaya a dejar tocar por cualquiera, chaval.-dije con una sonrisa y vi en su mirada que no se esperaba aquello.
-Pues a ver luego como llegas a tu casa.
-No necesito ayuda de nadie.-dije con autosuficiencia y bastante convencimiento.
-Me han dicho que cuando te dan los ataques de asma no puedes respirar y pierdes la estabilidad.-dijo mientras me daba la espalda. Me había dado dónde más me dolía y una lágrima recorrió mi mejilla, respiré hondo y llamé por teléfono a un amigo de mi instituto.
-¿Diga?-dijo su voz somnolienta al otro lado de la línea.
-¿Te desperté?-pregunté tímida y arrepintiéndome de haberlo llamado.
-No, no, no te preocupes. ¿Qué pasa?
-¿Puedes venir a recogerme al puerto?
-¿A qué parte?
-En la parada de autobús de David Conde, por favor.
-Me visto y salgo. ¿Vale?
-Vale. Gracias.
Nos despedimos y colgamos.
       Entré en la discoteca y busqué a Dulce, no la encontré, pero en la barra vi a Luca.
-Cuando veas a Dulce,-le susurré al oído-dile que me he ido.
-¿Tú? ¿Sola? ¿A dónde vas a ir sola?-preguntó extrañado.
-En ningún momento he dicho que me fuera sola, y a de más a ti no te importa.-dije dándole la espalda y perdiéndome del alcance de su vista de entre la multitud y salí de allí, me quité los tacones y fui corriendo hasta la parada de autobús pero no me dio tiempo a esperar, ya estaba David allí en el coche, me monte a su lado y me miró curioso con sus ojos verdes.
-¿Tú en el puerto?
-He ido con una amiga.-dije mientras me abrochaba el cinturón.
-¿Tú con una amiga qué va al puerto?-Lo miré sin decir nada, y solo Dios sabe que vio en mi mirada.- ¿Qué ha pasado?
-No soy autosuficiente para nada.
-¿Cómo dices?-preguntó casi de un grito.
-Pues eso, mi novio me miente con la que yo creía que era mi mejor amiga, anoche entraron a robar mi casa y mis padres me han dicho que no pasó nada fuera de lo normal.
-Eso es porque no querían preocuparte.- rompí en llanto.

David aparcó el coche en un aparcamiento cerca de mi casa, salió del coche, me abrió la puerta y me acompañó hasta mi casa.
-No me dejes sola.-le dije.
-Tus padres están en casa.-dijo mientras me intentaba quitar algunas lágrimas.
-Pero... por favor, no te vayas.
-Vale-me dijo y entramos en mi casa, fuimos sigilosos hasta mi habitación y allí, nos tumbamos en mi cama y él me abrazaba.
-Míralo por el lado bueno, a ti no te critican por ser homosexual – me dijo.
-Eso no es motivo de crítica.
-Eso díselo a la sociedad.
-Pero mira-le dije-tienes dos ojos, dos orejas, dos piernas, unos pulmones que te van bien y una pareja que te es fiel, yo tengo dos ojos, dos orejas, dos pulmones que no van bien y tuve una pareja qué me fue infiel y lo que te diga la sociedad debería de darte igual, a ti te tiene que importar lo que tú pienses de ti mismo, lo que tu opines y las personas a las que realmente les importes, te tiene que dar igual lo que piense o diga el resto, a de más tu novio está más bueno que ningún heterosexual que haya visto-dije guiñándole un ojo.
-Y tú eres de lo mejor y te empeñas en no verlo-dijo mientras me daba un beso en la mejilla.
-Es que no puedo verlo-dije con tono cansado.
-No, no quieres. Mírate.-dijo señalando el espejo que estaba frente a nosotros -Eres preciosa, tienes una voz dulce, eres graciosa, simpática y no te falta tu genio, simplemente tienes que preocuparte por respirar hondo en algunas ocasiones. Pero. ¿Sabes? Si no fuera gay iría a por ti sin pensármelo dos veces.-Me eché a reír.

    Seguimos hablando un poco más y después nos dormimos. Este chico era mi amigo desde parvulario y siempre guardábamos nuestros respectivos secretos. Era una persona con la que podías hablar de todo y durante todo el tiempo del mundo sin que se te hiciera cansino.


Abrí los ojos y me encontré sola en mi habitación con una nota en la mesita de noche.



"Lo siento, tuve que irme. Besos cuídate.

                                                                        David."


Me asomé a la ventana y vi una moto aparcada en la entrada, era de uno de los chicos latinos. Llamaron a la puerta.





sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo 3 (Parte 1)



Autosuficiencia.

Soy cómo soy, y soy capaz de salvarme a mí misma.



Nos quedamos allí sentadas y poco a poco fueron apareciendo motos y más motos y chicos robustos.
En ese momento me fijé especialmente en los ojos de uno de ellos, eran oscuros y podía quedarme todo el tiempo del mundo mirándolos pero durante una décima de segundo su mirada se cruzó con la mía y sus ojos mostraron perplejidad, yo conocía a ese chico, no sabía de qué pero lo conocía, esos ojos, ese aroma, esos ojos rasgados.
Dulce me dio un leve codazo.
-Ven que te lo presento.
-¿Qué? No.
Ella se rió.
-No me seas tonta.-me tiró del brazo y me llevó justo en frente de él.
-Mira, ella es Natalia, él es Lucas, o lo que es lo mismo Naty y Luca.-me quedé atónita cuando él me tenido la mano y me la estrechó.
-¿Nos conocemos?-le pregunté.
-Que yo sepa no.-contestó él volviéndose a girar y dándome la espalda.
Yo también me di la vuelta y entre el gentío empecé a buscar a Dulce cuando la encontré estaba hablando con dos chicos y los tres se giraron hacia mí al mismo tiempo.   
-¿A su casa? ¿Anoche?-preguntó Dulce.
-¿Qué tal te fue anoche?-me preguntó uno de los chicos latinos.
-Bien…-en ese momento me di cuenta de que no había sido un amigo de mi padre el que me dio la noche anterior un susto, había pasado algo más.- ¿Cómo piensas qué fue?
-No sé, era una pregunta, así, por curiosidad, por… sacar conversación, saber más sobre ti.
-Me llamo Josh.-se acercó a mí el otro chico que había estado hablado con Dulce.-Y te ha preguntado porque anoche vimos como unos chicos se colaban en tu casa, de echo fuimos nosotros quienes llamamos a la policía. Y queríamos saber cómo estabas, hemos oído que te dio un ataque de asma.
-¿Quién más sabe lo del asma?-pregunté.
-Nosotros, tus padres y el médico que fue allí. ¿No te acuerdas de nada?-me preguntó.
-Te…-me percaté de que Luca me estaba mirando de reojo.-tengo que irme.-dije un segundo antes de empezar a correr hacia mi casa.
Pero una moto se cruzó en mi camino.
-¿Qué pasa?-me preguntó Dulce.
-Que no recuerdo nada de nada.-dije atónita.- Y esta mañana cuando desperté mis padres me dijeron que no había pasado nada fuera de lo normal... es que cuando me dan ataques de asma olvido lo que pasó antes del… ataque de asma. – dije con vergüenza.
-A lo mejor no quisieron preocuparte.-dijo Dulce.
-Pero estoy harta de que me traten como a una niña, si no conozco la vida, los riesgos, nunca aprenderé pero eso ellos no lo entienden.
Dulce me abrazó y luego nos sentamos las dos en el bordillo, estuvimos en silencio mirando la carretera, me giré y vi como Luca me observaba desde lo lejos y cuando nuestras miradas se volvieron a cruzar él la apartó. Me rodeé la cara con las manos, cerré los ojos y respiré hondo.
Comencé a meditar.
Al principio solo logré ver oscuridad, pero poco a poco me vi en el salón de mi casa, oía voces de fondo, estaba discutiendo con un chico latino, la imagen de sus ojos se me repitió una y otra vez en mi cabeza (Lucas), sentí como me faltaba el aire y de repente otra vez oscuridad... sentí que alguien me rozaba los labios y el aire volvía a entrar a mis pulmones, sentí un aroma... que no lograba familiarizar.

Sentí como me zarandeaban, abrí los ojos.
-¿Estás bien?-preguntó Dulce con los ojos bien abiertos.
-Estoy harta y me gustaría cambiar las cosas, simplemente.
-Podemos cambiar las cosas, poco a poco, pero... Si quieres.-dijo repitiendo lo que yo le había dicho nada más verla.-Puedo ayudar.-dijo guiñándome un ojo, yo le sonreí y nos levantamos del bordillo.

Pasamos la tarde charlando mientras estábamos sentadas sobre las motos de los chavales, los cuales de vez en cuando nos sacaban conversaciones, pero pasábamos casi todo el tiempo hablando de sobre cómo cambiar las cosas.